Un líder puede ser un jefe, pero un jefe nunca puede ser un líder. Aunque muchas personas piensan que estos dos términos son la misma cosa, en realidad no son intercambiables y difieren mucho entre sí. Si quieres saber en qué barco te encuentras, responde honestamente estas dos preguntas con un Sí o un No.
¿Ves a los miembros de tu equipo como una parte necesaria con la que tienes que unirte para alcanzar tus objetivos y lograr tu sueño?
¿Realmente disfrutas trabajar con tu equipo y confiar en que la gente alcance tus objetivos?
Si has respondido sí a la primera pregunta, entonces piensas como líder; si lo has hecho con la segunda, entonces tiendes a ser más un jefe.
Una persona puede ser un líder sin ocupar ningún puesto específico. Por ejemplo, un líder en la comunidad podría reunir gente por una causa, convencerlos de asistir a una manifestación, tomar ciertas acciones con un fin específico.
Lo mismo sucede en una organización, alguien que no es un jefe puede ser la chispa de nuevas ideas que resultan ser útiles, y algún ‘jefe‘ o ‘gerente’ decide tomarlas y autorizar el presupuesto y la gente para trabajar en ellas.
Los jefes son personas a las que se les asignan cargos y funciones específicos en los que deben dirigir, así como administrar finanzas, presupuesto, planificación, etc.
Muchas personas son promovidas para hacer el trabajo técnico involucrado en tales roles sin tener en cuenta si también tienen la capacidad de hacer que la gente se entusiasme para hacer cosas o la creatividad para pensar nuevas ideas.
Por lo general, un buen liderazgo supone alcanzar las metas de la mejor manera. No por imposición, sino por colaboración activa de todo el equipo de trabajo, lo cual se traduce en productividad. Entonces, si se quiere ser un líder exitoso, se debe tratar a los empleados como compañeros de trabajos y no subordinados.
Los jefes son como microadministradores que intentan controlar cada acción. Los líderes confían en su equipo, tienen la certeza de que todos juntos pueden lograr grandes cosas si reciben la dirección y el apoyo adecuados.
Por otro lado, el líder también busca innovar, lo que significa idear, encontrar y utilizar herramientas que no sólo aumenten la productividad, sino que permitan la gestión de proyectos de manera más fácil y rápida.
En este sentido, la automatización de las tareas de un proyecto es una consecuencia de la innovación y el buen liderazgo. Para esto existen múltiples herramientas, e incluso programas especializados, que permiten una mejor y más efectiva gestión de proyectos.
Una de estas herramientas, que merecen la pena ser mencionadas, es Wrike, que se basa, en pocas palabras, en la gestión de proyectos con un enfoque en la productividad y la automatización de las tareas.
Wrike es un software en el cual los grupos de trabajo interactúan entre sí mientras trabajan.
Wrike permite una gestión más eficiente y productiva, lo cual presenta muchas ventajas más en comparación a la manera tradicional, al estilo de los jefes, de administrar y manejar un proyecto.
Infografía ofrecida por Wrike – Gestor De Proyectos Gratuitos